1- Resulta evidente la existencia de múltiples conflictos en Perú relacionados con la gestión de aguas, ríos, lagos y acuíferos, que afectan a muchas comunidades. Reconocer estos problemas y el dolor que causan, directa o indirectamente, sobre millones de personas, en el marco de una Crisis Global del Agua sin precedentes, es el primer paso para abrir los debates y diálogos que nos deben llevar a soluciones inclusivas, efectivas, justas y sustentables.
2- En el marco de esta Crisis Global del Agua, están en juego, en Perú y en todo el mundo, valores que se vinculan a derechos básicos de las personas y de los pueblos, muchos de ellos reconocidos por la Comunidad Internacional como Derechos Humanos, que deben ser preservados por Gobiernos e Instituciones Internacionales. Entre ellos, destaca el Derecho Humano al Agua Potable y al Saneamiento, tanto en la ciudad como en el medio rural, reconocido recientemente por la Asamblea General de NNUU.
3- Este derecho se vincula estrechamente en muchos casos al derecho que las comunidades tienen a vivir en paz en sus territorios, con respeto a sus tradiciones, culturas y formas de vida. Agua y territorio están tan estrechamente vinculados que resulta imposible entender la vida y la cultura de los diversos pueblos – y muy especialmente en un país multicultural y pluriétnico como Perú-, sin contar con los ríos, acuíferos, lagunas o humedales que motivaron y posibilitaron, desde tiempos ancestrales, su asentamiento allí donde hoy viven.
4- Desde una visión de gestión integral y sustentable de recursos hídricos y desde la perspectiva vigente de cambio climático, nos preocupan especialmente los impactos en cabeceras fluviales, tanto por contaminación o riesgo de contaminación tóxica, como por destrucción de glaciares, lagos, humedales y acuíferos, dado que ello afectará gravemente a millones de personas, aguas abajo. Al respecto, prestaremos especial atención a la información que puedan ofrecer, tanto la Autoridad Nacional del Agua (ANA) como las comunidades que viven sobre el terreno, cuya participación en los Consejos de Cuenca es clave.
5- Dados los antecedentes de amenazas, violencia e incluso asesinatos de líderes y ciudadanos comprometidos, registrados con anteriores Gobiernos en Perú, en buena parte de los conflictos que motivan hoy esta Marcha, nos preocupa la posibilidad de que se puedan producir provocaciones o respuestas exacerbadas que distorsionen los objetivos de la Marcha y trunquen los estrictos planteamientos de no-violencia que presiden su convocatoria. Aunque confiamos que el nuevo Gobierno garantice el derecho democrático de manifestación y participación ciudadana, preservando este principio de no-violencia, seguiremos con especial atención esta cuestión en la Marcha.
6- Queremos dejar claro que nuestra misión no contempla tomar partido por ninguna de las partes en conflicto. Simplemente seguiremos la Marcha como observadores, a fin de informar objetivamente, a nivel internacional, sobre los argumentos y razones que motivan los conflictos y sobre la evolución de la Marcha en sí misma, con especial atención a todo lo que se refiere al obligado respeto a los derechos humanos y democráticos.
7- Es nuestra intención compaginar el seguimiento diario de la Marcha, dentro de nuestras capacidades, con entrevistas directas, tanto a los participantes en la Marcha, como a las autoridades nacionales, regionales y locales, así como a las empresas involucradas en los conflictos, siempre que unos y otros estén en disposición de realizar tales entrevistas…
8- Nos comprometemos a emitir informes parciales, así como un informe final, que se dirigirá a todas las organizaciones y entidades que han depositado su confianza en nosotros, así como a una amplia red de medios de comunicación, a nivel internacional. En su condición de organizaciones oficialmente reconocidas por NNUU, varias de estas entidades han comprometido elevar al Consejo de Derechos Humanos de Naciones Unidas el informe final que se elabore.
9- Desde la confianza recibida de estas organizaciones, fundaciones e instituciones, queremos aclarar que nuestra misión no será hablar en nombre de ellas, sino observar e informar con rigor y objetividad en su nombre.
10- Ratificando nuestra voluntad de desarrollar una labor de observación respetuosa, cuidadosa y rigurosa, en la comisión participan personas de alto prestigio moral y organizaciones peruanas que aportarán su profundo conocimiento del país.
11- También participarán en la misión científicos y expertos que nos permitirán referenciar y valorar los argumentos y datos técnicos que se susciten en torno a los conflictos planteados, previéndose al respecto encuentros específicos con técnicos e investigadores .
12- En el trabajo que podamos y sepamos desarrollar, estaremos siempre abiertos a facilitar posibles canales de diálogo, en coherencia con los principios de la no-violencia, que contribuyan, de manera eficaz, a superar los conflictos abiertos en el marco del respeto a los derechos humanos y a los principios de sustentabilidad, justicia e inclusión social.
En nombre de la Misión de Observación Internacional de la
Gran Marcha Nacional por el Derecho al Agua
Pedro Arrojo Agudo
Profesor Emérito del Dpto. de Análisis Económico de la Univ. de Zaragoza (España)
